Caracas despeinada
- Nidesca Suárez
- 28 oct 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 mar 2020
Peinar la cabellera indomable de esta que ha recibido tantos golpes. Misión imposible. Este es el territorio donde lo soñado se transformó en pesadilla, donde los patines de infancia desaparecieron entre las hebras rebeldes de esta ciudad que llora con el vientre herido y aun así continúa pariendo. Y yo con el peine en la mano, extraviada en medio de la maraña, sin saber por dónde comenzar a peinarla o tan siquiera brindarle consuelo. Soy la de las mil caras, me dice, la que se recorre siempre de prisa, me han derrumbado tantas veces que ya no me reconozco. Mi cabellera no la ha enmarañado el viento, sino el polvo de las ruinas, para encontrar la punta de mi pelo tienes que ir muy abajo, donde yace mi pasado convertido en fragmentos. Búscame en el futuro o en tus sueños, pero no intentes peinar lo que tantas manos sin amor han desordenado. Me conformo con una caricia sincera, no intenten colocarme más pelucas, prefiero ir despeinada y en harapos que aceptar otra reconstrucción sin sentido, otro makeover pasajero. Déjenme lo poco que aún no me han arrebatado, cuando no sea nada más que olvido mi epitafio tal vez diga: “aquí yace Caracas despeinada”, pero a punta de arrancarme los recuerdos todos habremos perdido la memoria.
casi se siente el dolor de la ciudad cuando se la ama tanto, cuando se la siente dia a día