En la cara oculta de la luna
- Nidesca Suárez
- 14 nov 2019
- 1 Min. de lectura
Bajo las cenizas solitarias
yacen todos los Adanes
que entregaron su semilla
tras haber hincado los dientes en la pulpa
y sentir caer el jugo
desde la curva del mentón a las sombras
Todos ellos naufragaron en el vientre de Eva
donde siempre hay tormenta
donde jamás se llega a la otra orilla
Encontrarán Adanes
fosas comunes con cadáveres de Abel
pero no hallarán de Eva
ni una sola pisada
Ella está eternamente en trabajo de parto
Muchas han sido las serpientes
que le han prometido
elevarla al nivel de los dioses
Muchas han sido las mordidas cómplices
con cada uno de los Adanes
Jamás recibió un no por respuesta
solo el jugo chorreando
desde el mentón a las sombras
La semilla continúa
prodigándose en su vientre
La única que se le ha negado es la muerte
pese a haberla invocado
cada vez que el trabajo comienza
y haberle implorado que se marche
cada vez que el hambre de Caín
succiona de su pezón la hiel junto a la vida
dejándolo tan árido
como la piel de esa luna
que se resiste a la curiosidad
de los hijos de Eva

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